El Juego de las 4 Esquinas

Las hazañas de Anguito Oliver se han comentado a los cuatro vientos en Maracaibo. Héroe será el que ose i sea capaz de estrocarle. Llama la atención su versatilidad en el juego como catcher y shortstop, levantándo aplausos entre los asistentes al diamante.

Celebróse Maracaibo 370 años de su asentamiento por el capitán Ambrosio Alfinger. El siglo palidece.


Ciudad puerto importancia habría cobrado, siendo centro de intercambio que incitóse carga eléctrica. Largo tiempo le aguardamos, puso fin a la esotérica.


I llegó la industria. El ansiado progreso.


Bella Vista luce ferrocarril, el Baralt cine, teatro, verso i prosa, la cerveza ahora es más sabrosa, i las letras tienen sus vergeles. Caras nuevas a granel en el malecón tumefacto, calles confundidas, lenguas desconocidas. Así es mi Maracaibo, tradicional i colorida.


Marchantes i viajeros concurrimos. Influencias compartimos. Ideas intercambiamos. En criollos nos transformamos, en maracuchos nos convertimos.


Se esparce por ahí un juego, que estimula la mente, fortifica el espíritu i sana el cuerpo. Juan Bessón llegó en un barco con un palo de madera, pa ´pegarle a cual esfera, en terreno de algún hato. Yo que soy mozo pensante, me intrigo a aprender lo nuevo, más si viene de otras tierras donde el porvenir es primero.


He quedado fascinado. Es un juego no ordinario. Lo jugamos en los patios. Lo jugamos casi a diario. Todos siguen la pelota. Es pegarle, es correr, es atrapar, es lanzar. Es un arte, es una ciencia.


Cuenta Bessón haber visto la intensidad del juego en su periplo. Habla de un McGraw, i la entrega de su equipo Oriol. Unos negros de lejos contemplan, forasteros de otras tierras, tales cubanos se acercan i dicen conocer el juego. Nos enseñan sus secretos i miramos embelezados, más mozuelos van llegando. El “Base-Ball” fuerza va cobrando.


Las muchachas lo comentan, i a la majada de los tres pesos se acercan. Poco hablan, sólo miran. Mucho les llama la atención, que su mayor predilección, hombre i diamante, se confunden con entusiasmo, mientras el juego va pasando i aumentando su emoción.


Ha pasado ya algún tiempo. El progreso sigue en marcha. Sus puertas abrió un comercio, el Bazar Americano. Su dueño, un gringo interesado, lo ha llenado de implementos.


Si algo me queréis dar, corramos pronto al Bazar i compráme una manopla, para así fácil fildiar, esa espalding que mi mano sopla.


Muy buen tipo es William Phelps. Un señor extraordinario, galán, viajado e inteligente. Diferente a mucha gente. Nos ofrece su consejo en materia de “Base-Ball”, i aprovecha nuestra pasión para su mercantilismo, su intención nos da lo mismo, mientras cumpla su función.


“Este juego tiene reglas” dice el gringo en la majada. “Con tres estráiks estais fuera, con cuatro bolas la caminada, nueve hombres en el campo i sólo uno en la bateada. Dos estráiks pueden ser fao, i si hacéis otro swing más, te convertiréis en ao. Después de las tres atrapadas, los del campo cojen bate. A mi me llamarán ompayer, mis mandados seguirán. No permitiré insolencias i a las mozas respetarán. I después de los nueve innings, William Phelps me vuelvo a llamar”.


Somos muchos en el campo, no más nueve jugarán. Mister Phelps ha dividido, al grupo según su azar. Serán tres las divisas que comienza ya a formar, Roja i Negra las más fuertes, Azul la de completar. El “Club Deporte” es el pionero en el “Base-Ball” organizar.


Pero no estamos tan sólos, más hombres quieren jugar, dicen que por ahí hay equipos, que sumisos han de pasar, pero exhiben tal talento, que a la Negra han de ganar.


Recreativo i Vuelvan Caras muestran fuerza en el terreno, i también la Evangelina Adams entra en el “Base-Ball” de lleno. Del Deportes tiran a la Negra, por ser quien mejor la bola descose, de grata recordación es en esta tierra, finales de mil novecientos doce.


El mismo Don Manuel Trujillo, a un lado echó su vitascopio, las tablas de Baralt i también su telescopio. Volcadóse a ver el juego, recordando aquel momento, cuando estando en Nueva York, con Thomas Edison a los Gigantes, en el Polo Grounds vio.


El gringo Phelps lo ha logrado. De emociones a esta tierra ha llenado. De “Base-Ball” se habla en la calle, a un partido no hay quien falle. “¡Anguito pegará jonrón!” discuten los apostadores. Las mujeres con cuidado escogen, las flores que al match llevarán, i que luego lanzarán, a los mejores jugadores.


De prestigio i clase es usar, los uniformes de “Base-Ball” del Bazar. Pantalón abombachado, arriba de las rodillas, correctamente planchado, i correa con brillante hebilla. Franela de corbatín, al cual llaman ahora bombín, i un gorra de estandarte pa´ aguantar nuestro sol radiante.


Con asombro leo la prensa. Ya se reseña el “Base-Ball”. Luis Diez una semblanza escribió, que una dama de galantería entiende cuando “fine first base” le dice algún pretendiente. O que un niño pega un “home run” si en sus materias completa, alguna premiación. Díjose que el gran game sajón, del alma i cerebro de los maracuchos, tiene cabal posesión.


El gran bardo Udón Pérez por los diamantes derrocha placeres. De la Negra, fiel seguidor, concibióse aquella oda con su radiante esplendor. Gallarda victoria con creces, del torneo de mil novecientos trece.



“Os toca en justicia la roja bandera,
del triunfo supremo gallardo pregón,
¿En cual de las lides no fuiste primera,

poniendo en las almas creciente emoción?”


“Al golpe del bate la elástica esfera,
Cruzaba en rebote la azul extensión,

I luego, al lanzarlo en ágil carrera,

Ganando las bases volvías a home.”


“¡Qué ducha en el campo vuestra batería!

¿Qué player un rolling si quiera perdía?

¿Qué fly no atrapaba sonriendo a la vez?
Son vuestras, de juro, las palmas triunfales…


¡Cuida que mañana felices rivales

en nueva porfía no os ganen la prez!”

En esta mi tierra germinó este deporte, consagrado juego para el sol inventado. En esta mi tierra donde el astro reina, excelso “Base-Ball” te hemos encumbrado. Grandiosos momentos nos has regalado, nuestro pabellón al cielo elevado.


Tiempo…desde la distancia te pido regalo i victoria, sé que tus fragmentos no están a la venta, dale a Maracaibo en el terreno la gloria, i feliz cumpleaños cuatrocientos ochenta.

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