Un día en el nuevo Citi Field
Citi Field abrió sus puertas en el 2009 dejando atrás 46 años de historia de la frnaquicia de los Mets en el ya extinto Shea Stadium.
Esta semana tuve la oportunidad de visitar por primera vez el nuevo hogar de los Mets, Citi Field. Fui con todos los hierros…como un fanático más. Sin credencial de prensa, con boleto en mano. Quería ver la experiencia real de un fanático en el nuevo edificio de $850 millones de dólares.
Quien haya ido alguna vez a Shea Stadium, podrá ver a su llegada que a tan poco tiempo de haberse jugado el último partido en el viejo parque, hoy sólo queda el recuerdo. Su antigua superficie está totalmente limpia. Es un shock realmente.
Hoy en día sobre el terreno de juego hay asfalto y rayas blancas para parquear carros. Quien nunca visitó Shea, ni se imaginará que en ese lugar se escribieron miles de historias del béisbol durante más de 45 años.
Este amplio estacionamiento le da espacio al frente de la imponente fachada del parque, llamada la “Rotunda de Jackie Robinson”. Rotunda es un término en inglés dado a un espacio o edificio circular cubierto con un domo. El legendario parque de los Brooklyn Dodgers Ebbets Field, era famoso por su rotunda en la entrada, lugar por el cual tenían acceso todos los fanáticos al parque. La rotunda fue la marca de Ebbets que quedó en la memoria aún vigente de los habitantes de Brooklyn y por su cercanía a Queens, los Mets, prácticamente recogieron sus fanáticos. Este espacio ha sido dedicado a Jackie Robinson y a su legado tras quebrar la barerra racial.
Y en realidad está espectacular. Un 60% de los asistentes al parque deben entrar por los arcos que sirven de fachada, a su entrada verán dos pantallas gigantes con imágenes de las grandes hazañas de Jackie Robinson en un espacio armónicamente equilibrado con fotografías, frases de Robinson y algunas de las características que identificaron su carrera como coraje, determinación, valor y fortaleza.
Usted puede subir por la escalera mecánica gigante en todo el medio de la estructura hacia el nivel del terreno, donde hay acceso a los asientos más cercanos al terreno y un pasillo amplio con diferentes lugares de comida, tiendas y palcos de lujo.
A primera vista el parque es un espectáculo para la vista. Mientras en Shea predominaba el naranja y azul, este es un parque que se va hacia el estilo “industrial-retro” con estructuras grises oscuras que rememoran el acero de los puentes que rodean la isla de Queens y que la conectan al resto de la ciudad de Nueva York. Es el único parque toda la pared de color negra con el borde naranja al igual que los postes de foul, únicos de color naranja en las mayores.
Todas las sillas son de color verde oscuro que le dan sobriedad al ambiente, resaltando el verde del terreno de juego y la imponente pizarra electrónica con la gigantesca frase “Let’s go Mets!”. A simple vista se nota que no es un parque monótono; los Mets han tratado de crear diferentes espacios alrededor del edificio para ofrecer varias opciones al fanático.
Yo decidí visitarlas todas. Me fui directamente caminando hacia el jardín izquierdo mientras se llevaba a cabo la práctica de bateo.
Detrás de las tribunas del jardin izquierdo y todo el fondo del jardín central, el parque cuenta con una de las mejores ferias de comidas en un parque de pelota llamado el “Sabor de la Ciudad” (Taste of the City), donde hay opciones como el Shake Shak, con hamburguesas, perros calientes y malteadas; el Blue Smoke, con costillas barbeche y especialidades en puerco ahumado; el Catch of the Day, con especialidades del mar; el Box Frites, que ofrece diferentes tipos de papas fritas; y Cascarino’s una de las pizzerías más famosas de la ciudad. En todos puede degustar la cerveza local más buscada: Brooklyn Lager.
En la misma área está el espacio de juegos para los niños con un mini diamante donde pueden batear y correr, una tienda especializada en dulces y un área para disfrutar el juego en un televisor de alta definición de más de 100 pulgadas, un espacio tipo lounge, con muebles de cuero blancos para sentarse con comodidad a disfrutar del juego en pantalla gigante.
En la misma área está una réplica que muchos opinan es del Hell Gate Bridge, que une el bulevard Astoria en Queens con Manhattan. Los fanáticos que pasan bajo su estructura entran a las secciones tras el jardín derecho las cuales me parecen las mejores en su estilo de todas las Grandes Ligas, por su cercanía y acomodo de las sillas hacia el plato. Detrás de esta sección está el lugar de comida más original que he visto en un parque de béisbol…¡Un mercado! Si, un mercado de calle con comidas tradicionales que incluyen sushi de un restaurant local con la especialidad de la casa: perro calientes de salchicha de camarones…una delicia! También hay diferentes opciones de sopas y cremas, además de cortes de carnes italianos típicos de la zona en su sandwich favorito.
Me senté en la zona entre el jardín derecho y la primera base y mi silla estaba ¡demás cómoda! Hecha de plástico duro pero luce como una antigua silla de madera, ancha y con espacio de sobra. Los vendedores ahora tienen mucho más espacio para caminar y para accesar a todos los asientos y secciones del parque.
Yo vi mi juego muy a gusto. El parque me encantó y creo que necesito otra visita para evaluarlo aún más. Aunque me gusta más que el antiguo Shea, no supera a los parque más vistosos de las mayores como el de San Francisco o Pittsburgh, o tan cómodo como el de Atlanta.
Creo que por la cantidad de dinero invertida no se puede medir cual es mejor, es una situación de estilo. Aunque el estilo de San Francisco, por ejemplo, es mucho más agradable, Citi Field, aunque costó mucho más dinero, busca una identidad propia, que para muchos aún no la tiene.
No todos están conformes
Tras invertir más de 800 millones de dólares en un parque muchos creerán que todo es perfecto y no habría quejas, pero recordemos que en este pueblito llamado Nueva York, el público se caracteriza por su exigencia.
“No se siente aún como nuestra casa” me dijo Jason, un fanático acérrimo de los Mets, sentado cerca de mi con una gorra y una camisa con el 16 de Dwight Gooden.
Le pregunté sus razones, a mí me parecía un parque muy original con ese estilo Nueva York “industrial-urbano-metropolitano”, muy de los “Mets”. Jason me dijo: “Creo que todos por acá extrañamos ver más naranja y azul… ¡Y menos negro! Nosotros nos hemos criado en esta zona con amor por lo que han sido nuestros Mets. Es muy bonito rendir honor a quienes aún recuerdan los días del béisbol en Brooklyn, pero esos eran los Dodgers, y a la mayoría de nosotros nos interesa más nuestra franquicia”.
“A mi me hubiese gustado ver un parque con un estilo súper moderno, más que este templo al culto de esta zona de Queens. Creo que debemos tener más culto por nuestra franquicia y sus propios jugadores; y creo que hablo por la mayoría de quienes venimos regularmente al parque” agregó.
Eduardo Pérez, coach del bullpen de los Atlanta Braves, estaba ese día en su primera gira al nuevo parque y también compartió sus impresiones: “Todos los equipos han puesto ya sus quejas porque hay algunas fallitas que deben corregir. Por ejemplo, quienes estamos en el bullpen no vemos el juego, porque el bullpen visitante está detrás del de los Mets. Eso es algo que ya Major League Baseball sabe y que deben remodelar eventualmente”.
Antonio, un dominicano criado en Queens que trabaja como acomodador para los Mets desde hace 15 años también me dio su impresión: “Estoy de acuerdo con esa crítica de que se le dio demasiado tributo a Brooklyn y menos a los Mets. Nuestra franquicia ya tiene más de 40 años de hazañas, que buenas o malas son nuestras y eso es lo que debe resaltar nuestro parque. Creo que a la gente también le incomoda un poco el ambiente de tanta publicidad corporativa que tiene, incluyendo el nombre”.
“Pero confío que poco a poco se le vaya dando forma al nuevo hogar con la ayuda de nosotros y con lo que haga el equipo en el terreno, sé que con las victorias está será realmente nuestra casa” finalizó.
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