Si es así, que no regrese

Corea del Sur conquistó en Beijing la medalla de oro, siendo el mayor logro internacional de su béisbol en la historia.
¿Serán ellos los últimos campeones del torneo olímpico?


Se acabaron las olimpiadas. Quizás las mejores que hemos visto por su organización, tecnología, calidad, etc.; y con ellas se despidieron el béisbol y el softbol en la máxima justa deportiva del planeta. Al menos por ahora, pues aunque es seguro que los deportes del diamante no estarán presentes para la cita de Londres en el 2012, hay posibilidades que el béisbol, independientemente del softbol, regrese para el 2016.

Sin embargo, yo no estoy muy interesado. Les digo la verdad, no me importa en lo absoluto. Les digo más, mejor si no regresa a este gigantesco circo, al menos no en estas condiciones.

Hoy hablo en nombre del béisbol. Un deporte que no puede rogar espacios, ni regalar su esencia mientras tenga unos negociadores corporativos como Harvey Schiller, presidente de su Federación Internacional (IBAF), que se bajó los pantalones (en nombre de los ámbitos profesional y amateur) ante un incongruente e ignorante Comité Olímpico Internacional (COI), que pretende ajustar las competencias a los espacios televisivos y sus anunciantes.

Tras de 2 semanas de competencia olímpica podemos analizar en frío la situación del béisbol internacional y sacar conclusiones que sirvan de guía para mostrar hasta que punto hemos llegado.

Dos semanas antes del inicio de las olimpiadas, la IBAF anunció que había llegado a un acuerdo con el Comité Olímpico sobre ajustar los extrainnings del béisbol. Estos llegaron a la conclusión de que si el partido alcanzaba la 11ra. entrada se colocarían corredores en 1ra. y 2da. base, sin outs, y el mánager del equipo al bate podría escoger libremente a que altura de su alineación podía comenzar sus turnos.


La razón por la cual hicieron esto era supuestamente porque muchos oficiales del COI querían evitar que el béisbol se fuera a extender en tiempo a más de 3 horas por juego, además de proveer más emoción en entradas adicionales.

Menos mal que Alexander Cartwright, inventor de las reglas del béisbol no llegó a ver semejante estupidez.

El día llegó en el juego Estados Unidos - Cuba, el clásico de la pelota internacional. En la parte alta de la 11ra. entrada Cuba colocó a dedo a corredores en 1ra. y 2da. base. Giorbis Duvergel abrió la entrada, obviamente, con toque de sacrificio que movió a los corredores a las bases siguientes. Con un out, Michel Enriquez conectó sencillo que trajo 2 carreras para Cuba ante el lanzador Jeff Stevens.

Sin embargo, Estados Unidos era el local y debía cerrar la entrada. El mánager Davey Jonhson aplicó la misma estrategia, colocando a su 9no en la alineación en segunda base y a su primer bate en primera, para intentar el toque con Jayson Nix, segundo en el orden.

El poderoso cerrador cubano, Pedro Luis Lazo, vino con una recta hacia la cabeza de Nix que le causó la salida del juego por un golpe. Sin embargo, tocó el bate primero sacando un foul. Brian Barden entró como sustituto y efectivamente se sacrificó provocando el avance de los corredores. Luego Terry Tiffee conectó un elevado de sacrificio que trajo una carrera para los norteamericanos. Después Matt Brown tenía el chance de empatar el juego con un batazo con corredor en tercera, pero este conectó un elevado hacia detrás del plato que finalmente tomó el receptor Eriel Sánchez para el out final del juego que marcó la victoria de Cuba 5-4, en el primer juego olímpico con aplicación de regla de extrainning.

¨Creo que esta regla está totalmente fuera de orden¨ dijo el norteamericano Terry Tiffee tras el partido. El mánager de la selección japonesa Senichi Hoshino también se mostró entre los grandes opositores a la nueva regla: ¨No entiendo como tomaron esta decisión sin consultar y a sólo 2 semanas del inicio del torneo, nosotros no vamos a jugar un torneo amistoso, vamos a intentar llegar seriamente al primer lugar¨.

Las Grandes Ligas, por ejemplo, han debatido durante años la posibilidad de que los árbitros consulten las repeticiones de video para determinar sólo si una pelota salió o no del parque y si debe ser declarada cuadrangular. Finalmente decidieron a favor de la regla, pero no toma a nadie de sorpresa, ni cambia la esencia del juego.

El COI decidió sacar el béisbol de su cartel alegando que a su torneo no asisten los mejores exponentes de cada país, lo cual es el fundamento de las olimpiadas. Sin embargo, no existe en el mundo un deporte profesional como el béisbol que juegue una temporada durante el verano y cuyos equipos estén dispuestos a ceder a sus jugadores. Es por eso que en otras disciplinas, no existe un mayor impedimento para que los atletas asistan.

Las reglas del extrainning se aplicaron para evitar la longevidad de un juego. Cuando la característica propia del deporte sin reloj, es que depende de la efectividad y estrategia de sus jugadas. Lo peor es que la IBAF lo apoyó, en un intento por ¨chupar media¨ para la reincorporación ¨no garantizada¨ del juego en la justa del 2016.

Pero como este juego es tan grande y se expresa por sí sólo, le dio una lección a todos estos oficinistas que persiguen un beneficio económico.

La verdadera expansión del béisbol la demostró el equipo de Corea del Sur, derrotando a la poderosa novena de Cuba y ganando la medalla de oro. Corea ya había mostrado sus avances en el Clásico Mundial de Béisbol, y sacó a relucir que hoy en día son una potencia mundial en el juego. Si Corea ha aumentado notablemente su competitividad, esto es un paso más en la calidad global del deporte, que es lo que importa. No hace falta que juegue Derek Jeter en las olimpiadas para tener un torneo de calidad como el que se vio.

El COI no puede pretender que la temporada de Grandes Ligas se detenga, o que los equipos ¨presten¨ a sus estrellas.

Pónganse en los zapatos de un dueño de equipo, por ejemplo, los Mets y pregúntense si después de invertir más de $130 millones de dólares en una nómina, están dispuestos a ceder a jugadores como Johan Santana, Carlos Delgado, Carlos Beltrán, David Wright, Oliver Pérez y Bill Wagner a las federaciones de sus países durante al menos 1 mes, a cambio sólo de una póliza de seguro por si se lesionan. ¿Qué pasará con la actuación del equipo mientras estos estelares juegan por sus países? ¿Están dispuestas las federaciones a compensar de alguna forma estar multimillonarias inversiones?

Hay que tener algo bien claro. Si para que el béisbol regrese a los Juegos Olímpicos se necesita continuar e implantar reglas en contra de la esencia del juego y sacar a las estrellas de sus equipos en plena temporada, la respuesta es: ¡No, gracias!

El béisbol internacional no necesita de los juegos olímpicos, ni de pseudo-ejecutivos que cambien a su conveniencia las reglas. La presencia del Clásico Mundial de Béisbol y de competencias reglamentadas pro la IBAF en diferentes categorías a nivel mundial, siendo la Copa Mundial de Béisbol, su principal evento, son suficientes para definir un nivel de juego entre países.

Obviamente se necesita que federaciones nacionales como las de Venezuela, Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Panamá y México, sean más proactivas en cuanto a aumentar la calidad de las selecciones que arman para estos torneos. A pesar de no llevar, por razones, obvias, a sus jugadores ligamayoristas, podrían encontrar las maneras como incorporar profesionales activos en ligas menores o ligas veraniegas internacionales.

Con una competencia internacional de esta magnitud fuera del calendario, el peso recae una vez más en el desarrollo y el éxito del Clásico Mundial de Béisbol, como el único torneo donde verdaderamente se mide el mejor talento del juego.

Sin embargo, Major League Baseball, como rector y dueño, debe ahora asumir con mayor responsabilidad su papel, y entender el mensaje que se vio en el terreno de juego en Beijing: Atrás quedaron los tiempos donde un grupo de prospectos estadounidenses o unos falsos jugadores cubanos amateur dominaban la escena mundial del béisbol, pues la expansión global ha aumentado el nivel en selecciones consideradas ¨débiles¨.

Hoy Corea del Sur es medallista de oro en béisbol y en realidad no pudo haber mejor campeón para cerrar este ciclo.

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