Donde se bate el chocolate
Llegamos a la hora de la verdad. Los playoffs de las Ligas Invernales llegan a su fin y es cuando se produce el fenómeno de "batir el chocolate", es decir, donde los equipos deben demostrar de que están hechos y donde se producen los grandes juegos.
Todavía no sale de mi mente, y aún se me paran los pelos del asombro, cuando recuerdo el quinto juego de la final de la pasada temporada en Venezuela entre Magallanes y los Tigres de Aragua. Yo lo catalogo como el mejor regreso en la historia de la pelota del caribe y uno de los mejores juegos en la historia del béisbol venezolano. Les refresco la memoria: Magallanes llegó a la baja de la novena entrada ganando cómodo por 6 carreras, una ventaja cómoda para extender la serie y mantenerse con vida; de la manera más insólita, los felinos remontaron la ventaja y un batazo de Alexander Romero con las bases llenas le dio el triunfo a los Tigres y el boleto a la Serie del Caribe en Puerto Rico.
Es aquí cuando se producen estas situaciones. Es precisamente en esta época.
Dominicana: Por el reinado absoluto del béisbol
Las Estrellas Orientales parecían encaminadas a romper la hegemonía de los eternos protagonistas de las finales, pero se cayeron en la última semana con unos inspirados equipos del Licey y Águilas que hicieron todo por disputar nuevamente la serie final. Y lo lograron. Nuevamente estos equipos plagados de talento de Grandes Ligas disputarán la final, aunque ambos participarán en la Serie del Caribe, actuando el sub-campeón como reemplazo por el representante de Puerto Rico, debido al cese de actividades de su Liga.
El Licey pasó a la final por la puerta grande, con un "No-Hitter". Los lanzadores ligamayoristas Ervin Santana, Dámaso Marte y Carlos Mármol se combinaron para blanquear por todos lados a las Estrellas Orientales. Licey ha sido un equipo sólido durante toda la temporada en el marco de la celebración de su aniversario 100. Tanto ellos como las Águilas suman 19 campeonatos en la pelota dominicana y en esta final se disputará el reinado absoluto en la historia de la liga en cuanto a títulos se refiere.
Los eternos rivales quisqueyanos se enfrentarán en la final por décima novena ocasión. Licey ha ganado en 10 ocasiones.
Las Águilas clasificaron a su serie final número 34 de nuevo con Miguel Tejada a la cabeza del equipo, sin embargo se duda de su participación por la repentina muerte de su hermano Freddy esta semana. En esta sólida nómina de Grandes Ligas también destaca Rafael Furcal, Bartolo Colón, Alberto Castillo, Alexis Gómez, T.J. Peña y Luis Polonia en su temporada número 24 en la pelota dominicana todas con el equipo mamey. Su nido, el estadio Cibao, será la sede del Clásico de Invierno, razón que ha inspirado al equipo que había comenzado el todos contra todos con poca fuerza pero que remontó al final con la idea en mente de poder repetir otro título internacional, pero jugando en casa.
Venezuela: El eterno acecho de Aragua.
Tigres y Cardenales tienen el camino abierto para la disputa del cetro. Aragua nuevamente ha contado con los servicios de Miguel Cabrera, un jugador que mientras más madurez toma, más desarrolla su talento. Detroit ha sido inteligente en dejarle jugar en esta temporada. El Gerente General de Detroit, David Dombrowski, ha mostrado satisfacción porque una de sus piezas claves para la próxima campaña llegará a tono a los entrenamientos de primavera.
Aragua ha tenido suerte año tras año con sus refuerzos. Este año Ramón Hernández no vistió su camiseta, quien se había convertido en casi un amuleto, pero han contado con la chispa y el talento de Alberto Callaspo. Este jugador de las Águilas del Zulia será clave en la final pues está en plenitud de condiciones que le llevarán a ganarse el puesto como segunda base titular de los Kansas City Royals, equipo que lo adquirió en cambio de los Diamondbacks, quienes no le perdonaron sus problemas de abuso doméstico el año pasado. Callaspo está más que listo para jugar todos los días en las mayores y lo está demostrando.
Los Cardenales de Lara siguen siendo la misma gran familia que se coronó por primera vez en 1991, con la diferencia de que todos ahora son veteranos y uno de ellos está al frente: Luis Sojo. Sus pupilos Róbert Pérez y Giovanni Carrara siguen rindiendo frutos para los crepusculares junto a un grupo encabezado por los refuerzos ligamayoristas Marco Scutaro y Tomás Pérez. Otra carta bajo la manga ha sido el aporte ofensivo de Adam Jones, prospecto número 1 de los Seattle Mariners.
Lara luce fuerte, pero tendrá que romper la magia en las finales de los Tigres, quienes se acercan al 7mo. título en su historia, que sería el 4to.en los últimos 5 años.
México: La tensión de las semifinales
En el Pacífico mexicano las semifinales están en marcha. Por un lado Yáquis de Obregón se miden a los Tomateros de Culiacán en una serie al mejor de 7 encuentros que luce cómoda para los indígenas. Nuevamente el norteamericano Kit Pellow le pone la fuerza a este club, junto al inicialista Carlos Rivera. Pero es el jardinero de los Texas Rangers Jason Botts, quien se ha cargado a este club al hombro en los playoffs. Desde el montículo el más efectivo ha sido el norteamericano Justin Lehr, quien en esta temporada buscará un puesto en el cuerpo de lanzadores de los Cincinnati Reds.
La otra serie semifinal está siendo disputada por los Venados de Mazatlán y los Cañeros de Los Mochis. Nuevamente el venezolano Pedro Castellano saca a relucir su dominio de la pelota mexicana comandando a los Cañeros en la postemporada. El boricua Randy Ruiz, fue a parar a las filas de este equipo tras su eliminación con las Águilas del Zulia en la temporada regular en Venezuela. En Mazatlán la tradicional base criolla mantiene a los Venados en la pelea con los siempre rendidores Roberto Saucedo y el campocorto Héber Gómez. Pero el comandante de este club es el "Negro de Guaymas" Miguel Ojeda, quien está descosiendo la bola y buscará regresar a las mayores con Texas peleando el puesto de segundo receptor con el venezolano Guillermo Quiroz. Mazatlán está manejado por Eddie Díaz, quien comenzó la temporada como coach de las Águilas Cibaeñas en Dominicana, su participación como dirigente ha sido todo un éxito.
Los norteamericanos Eric Reed y Randy Williams han aportado lo debido a los porteños. Reed es aún prospecto de los Marlins, pero tiene un gran problema para quedarse con la posición de jardinero central de este equipo: el dominicano Alejandro De Aza. Williams ha dado buenos resultados hasta ahora en Mazatlán y pertenece a la organización de los Texas Rangers. Ha estado en las mayores con San Diego, Seattle y Colorado, pero ha tenido poca suerte para establecerse.
Colombia: Eternos rivales
La rivalidad de la costa atlántica se hace presente en la final con los Indios de Cartagena midiéndose a los Caimanes de Barranquilla. Cartagena con Orlando Cabrera a la cabeza, ha armado un equipo con jugadores con experiencia de liga grande como el jardinero panameño Sherman Obando y el lanzador venezolano Beiker Graterol. Su carta principal en el montículo es el criollo Emiliano Fruto, quien buscará esta temporada su regreso a las mayores peleando por un puesto como relevista con los Arizona Diamondbacks. Cartagena cuenta en sus filas con los dos nuevos colombianos sumados a rósters de 40, el receptor Jair Fernández con los Seattle Mariners y el lanzador Ernesto Frieri con San Diego.
Sin embargo, sus eternos rivales parecen tener una mayor profundidad en la alineación con jugadores nativos como Donovan Solano, Carlos Villalobos y Jorge Cortés, junto a los ex-grandeligas Israel Alcántara, Edgar Clemente y Keith Reed, además su pitcheo luce más versátil con el puertorriqueño Luis Arroyo, el nortamericano Ben Moore y el cubano Gary Gálvez de la organización de los Red Sox. Caimanes busca finalmente llevarse el título tras 3 temporadas alcanzando la final.
Su mayor recompensa, sin embargo, sería poder representar a Colombia en la Serie del Caribe. Por ahora, el campeón se medirá al su similar de la Liga Nicaragüense en una serie al mejor de 3 juegos. Este cupo será ocupado bien sea por las Fieras del San Fernando o los Indios del Bóer.
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