Viviendo el sueño de Williamsport
El Equipo de la P.L. Coquivacoa, representante de Latinoamérica en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas,
cayó en las Semifinales 5-2 ante México.
Esta es la semana del año donde el béisbol se exhibe alrededor del mundo en su máxima pureza. Juntemos el talento por el juego, las ganas, el sentimiento y el honor de representar a un país en un torneo de niños entre 11 y 13 años. Todos estos elementos se engranan en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas.
Históricamente este torneo tiene un significado especial para el Zulia, donde funcionan contínuamente 23 de las 37 ligas que comforman la afiliación nacional al sistema de Little League Baseball, con sede en Williamsport, Pennsylvania; el organismo rector de la filosofía del desarrollo personal del niño a través de los valores del béisbol.
Fue en Maracaibo donde Frank Poteraj, un trabajador petrolero norteamericano que ya conocía sobre el movimiento de desarrollo de peloteros que se intentaba expandir en los Estados Unidos, creó la Pequeña Liga de Coquivacoa, la primera afiliada en Venezuela en 1955.
53 años después contamos 14 participaciones de Venezuela en el campeonato mundial de la categoría (infantil en Venezuela), de las cuales 9 han sido por parte de Coquivacoa. Esta pequeña liga además tiene el honor de ser el primer equipo latinoamericano que ganó el mundial después de los títulos consecutivos de la Pequeña Liga Industrial de Monterrey en 1957 y 1958. Venezuela ganó su segundo título mundial en el año 2000 con la representación de la Pequeña Liga de Sierra Maestra, también de Maracaibo.
¨Coquivacoa son como los Yankees de las Pequeñas Ligas¨ me dijo una vez Guillermo Quiroz, receptor zuliano miembro del equipo campeón de 1994, que terminó cristalizando sus sueños llegando a las Grandes Ligas. ¨Y ganar la Serie Mundial en Williamsport con ellos, es quizás como ganar la Serie Mundial con los Yankees¨, describió.
Esa oportunidad la tienen ahora un grupo de muchachos con muchísimo talento. Coquivacoa nuevamente lucha por alcanzar la máxima gloria en la meca del béisbol infantil. Para estos chicos, Williamsport es la primera gran prueba que la vida les pone por delante. En esta difícil edad, salir victoriosos para ellos sería tocar el cielo con las manos; sin embargo, la derrota podría ser devastadora.
Pero en ambos casos ganan en carácter, madurez, disciplina, respeto y amor por su país. Precisamente lo que se necesita de ellos para el bien común.
Estos chicos están bajo la responsabilida de Freddy Morán, empleado de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Zulia, que desde hace 10 años comenzó a llevar a su hijo a la Pequeña Liga de Coquivacoa, y poco a poco se fue involucrando en la noble labor de enseñarle béisbol a los más pequeños.
Morán entró con un hijo y adoptó decenas.
Hoy es el mánager del equipo representante de Latinoamérica. Freddy gentilmente nos atendió después de la práctica de bateo, tras una difícil derrota ante Japón, pero con la clasificación asegurada a la segunda ronda. Un buen regalo de cumpleaños para él.
Freddy, ¿Cómo evalúas la experiencia para ustedes en Williamsport?
Ha sido muy importante lo que nos ha pasado. Estar acá es un sueño. Dios nos ha dado esta dicha porque el mundial de esta categoría es imcomparable. Hemos sentido el respeto por Venezuela y por nuestra Pequeña Liga, y se ha visto reflejado en el pitcheo que los demás equipos usan contra nosotros; imáginate, nos ponen a los mejores lanzadores, y hemos respondido. La gente se acerca a ver nuestras prácticas, los fanáticos y los mánagers de los equipos americanos. El mánager de Japón, por ejemplo, tuvo palabras de mucha admiración para con nuestro equipo, y eso nos hace sentir orgullosos.
¿Cómo ves el nivel del torneo y cómo lo comparas con el de las Pequeñas Ligas en Maracaibo?
Bueno acá se ve que en realidad estamos los mejores del mundo y me doy cuenta ahora del nivel que tenemos en Venezuela. Me ha asombrado el pitcheo de los americanos, donde tienen muchos niños que lanzan por encima de las 70 millas, y eso no es común alla. Nosotros no tenemos la velocidad, pero tenemos los recursos. Tenemos lanzadores que usan 4 y 5 distintos lanzamientos quebrados, dominan el sinker y le meten una recta a cualquiera por los codos que para ellos es imbateable. Otros equipos tienen grandes condiciones y nosotros además aplicamos la pelota caribe y creo que hace la diferencia.
¿Consideras tu pitcheo como el punto fuerte del equipo?
Claro, el pitcheo ha estado impecable. Ha sido el alma nuestra. Cuando conformamos este equipo sabíamos que no íbamos a tener problemas en la ofensiva porque tenemos a 10 muchachos que pueden dar el palo en cualquier momento. Otros equipos tienen 3 o 4 bateadores completos y nosotros tenemos 9 que pueden sacar la bola. Por eso sólo me preocupo por el pitcheo y tiene el nivel que queremos.
¿Desde cuando trabaja junto este equipo?
En el 2006 a mi me asignaron la selección pre-infantil en Coquivacoa y escogimos un equipo que fue campeón latinoamericano en Puerto Rico. Ese equipo es prácticamente este, pero con más edad. De los 14 muchachos de Puerto Rico, acá hay 12. Yo he trabajado con estos muchachos desde el 2006, y juntos hemos ganado 25 juegos y sólo perdimos 1 antes de llegar a Williamsport. Son practicamente 3 años de trabajo para alcanzar este nivel.
¿Fue difícil el proceso de escogencia de este grupo?
Siempre escoger una selección es difícil. Yo me he ganado muchos enemigos por esto, por no escoger al hijo de uno, o de otro, o de un amigo. Pero mi filosofía es armar un equipo campeón y tener a los mejores y a quienes más trabajan. Yo trato a mis chamos como profesionales y ahora se han dado cuenta de lo que pueden conseguir con la dedicación al ver en donde estamos.
¿Has visto algún cambio en los muchachos en estos días en el medio de esta gran experiencia para ellos?
Mucha. Yo me quedo asombrado al ver como logran compartir los niños independientemente de la cultura y el idioma que tengan. Acá en el complejo donde estamos los muchachos aprenden a estar en una concencentración. Yo tato de que hagamos todo juntos para que aprendan disciplina y que todos somos iguales. Ellos ven mucho a los jugadores de Japón y los admiran por su humildad.
Uno de nuestros muchachos, Michell Villasmil, tuvo un maravilloso gesto al consolar al lanzador de Arabia Saudita mientras lloraba en el terreno. De eso se trata este torneo. Sólo con ese gesto creo que los todos aprendimos algo. Yo quiero que acá aprendan de todas las cosas que ven, las malas...para que no las vayan a hacer en Maracaibo; y las buenas para que las apliquen en sus vidas.
¿Crees que alguno de ellos tenga posibilidades reales de llegar a firmar al profesional?
Creo que el zurdito Ramón Loaiza es el líder de este equipo y es un muchacho que reúne las condiciones como lanzador y primera base. Es serio, responsable, trabajador y buen estudiante. También me ha asombrado en este torneo Gustavo Perdomo con su rapidez y madurez, aunque debe crecer más. Entre los lanzadores me asombra el repertorio de Aroldo Sánchez, que ha trabajado mucho con su padre, que como muchos saben fue pelotero profesional.
¿Y Leroy Bracho, el nieto del Carrao?
El caso de Leroy es admirable. Desde que fuimos a Puerto Rico se quedaban asombrados con el por su altura. Se le ve la sangre y estampa de atleta. Todos sabemos las condiciones que le rodean y es admirable el apoyo de su familia en el medio de los problemas, imáginate lo llevan diariamente a prácticas desde los Puertos de Altagracia hasta el estadio de Coquivacoa en San Jacinto.
¿Han recibido apoyo de las autoridades?
En ese punto me siento muy triste porque ganamos el Latinoamericano en Maracaibo, y ni la Alcaldía, ni la Gobernación hicieron nada para ni siquiera despedir al equipo. El directorio de las Pequeñas Ligas hizo toda la gestión de nuestro viaje y ningún otro organismo nos dio la mano, ni siquiera con un unforme. Recuerden que son niños, y que ellos son nuestros futuros profesionales en sus áreas y personas de bien, que es lo que buscamos.
¿Ni un unforme?
Fíjate que los demás equipos trajeron como 10 uniformes y nosotros hemos tenido que practicar con los que usamos en el Latinoamericano y con la chaqueta que usamos en Puerto Rico hace 2 años que ya le queda pequeña a los muchachos. Comparado con los demás equipos y la envergadura de este torneo, tratamos de vestir a los muchachos como mejor se pueda. Sin embargo, yo les digo que acá no vinimos a echar pinta, sino a jugar y a representar a nuestro país, y que el respeto se gana con nuestras acciones y en el terreno de juego.
¿Y el ánimo de los muchachos?
Para ellos esto es realmente vivir un sueño y para el mi compartirlo con ellos es indescriptible. A mi me dieron un cuarto privado y yo me salí y puse mi colchón en el piso para dormir con ellos. Este es un grupo especial y a pesar de que no todos serán peloteros profesionales, si confío en que serán hombres de mucho valor para nuestra sociedad. Ganemos o perdamos el torneo, es poco para lo que hemos ganado para nuestras vidas.
Felicidades a los campeones latinoamericanos. El objetivo es social, el deporte es sólo un medio.
Históricamente este torneo tiene un significado especial para el Zulia, donde funcionan contínuamente 23 de las 37 ligas que comforman la afiliación nacional al sistema de Little League Baseball, con sede en Williamsport, Pennsylvania; el organismo rector de la filosofía del desarrollo personal del niño a través de los valores del béisbol.
Fue en Maracaibo donde Frank Poteraj, un trabajador petrolero norteamericano que ya conocía sobre el movimiento de desarrollo de peloteros que se intentaba expandir en los Estados Unidos, creó la Pequeña Liga de Coquivacoa, la primera afiliada en Venezuela en 1955.
53 años después contamos 14 participaciones de Venezuela en el campeonato mundial de la categoría (infantil en Venezuela), de las cuales 9 han sido por parte de Coquivacoa. Esta pequeña liga además tiene el honor de ser el primer equipo latinoamericano que ganó el mundial después de los títulos consecutivos de la Pequeña Liga Industrial de Monterrey en 1957 y 1958. Venezuela ganó su segundo título mundial en el año 2000 con la representación de la Pequeña Liga de Sierra Maestra, también de Maracaibo.
¨Coquivacoa son como los Yankees de las Pequeñas Ligas¨ me dijo una vez Guillermo Quiroz, receptor zuliano miembro del equipo campeón de 1994, que terminó cristalizando sus sueños llegando a las Grandes Ligas. ¨Y ganar la Serie Mundial en Williamsport con ellos, es quizás como ganar la Serie Mundial con los Yankees¨, describió.
Esa oportunidad la tienen ahora un grupo de muchachos con muchísimo talento. Coquivacoa nuevamente lucha por alcanzar la máxima gloria en la meca del béisbol infantil. Para estos chicos, Williamsport es la primera gran prueba que la vida les pone por delante. En esta difícil edad, salir victoriosos para ellos sería tocar el cielo con las manos; sin embargo, la derrota podría ser devastadora.
Pero en ambos casos ganan en carácter, madurez, disciplina, respeto y amor por su país. Precisamente lo que se necesita de ellos para el bien común.
Estos chicos están bajo la responsabilida de Freddy Morán, empleado de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Zulia, que desde hace 10 años comenzó a llevar a su hijo a la Pequeña Liga de Coquivacoa, y poco a poco se fue involucrando en la noble labor de enseñarle béisbol a los más pequeños.
Morán entró con un hijo y adoptó decenas.
Hoy es el mánager del equipo representante de Latinoamérica. Freddy gentilmente nos atendió después de la práctica de bateo, tras una difícil derrota ante Japón, pero con la clasificación asegurada a la segunda ronda. Un buen regalo de cumpleaños para él.
Freddy, ¿Cómo evalúas la experiencia para ustedes en Williamsport?
Ha sido muy importante lo que nos ha pasado. Estar acá es un sueño. Dios nos ha dado esta dicha porque el mundial de esta categoría es imcomparable. Hemos sentido el respeto por Venezuela y por nuestra Pequeña Liga, y se ha visto reflejado en el pitcheo que los demás equipos usan contra nosotros; imáginate, nos ponen a los mejores lanzadores, y hemos respondido. La gente se acerca a ver nuestras prácticas, los fanáticos y los mánagers de los equipos americanos. El mánager de Japón, por ejemplo, tuvo palabras de mucha admiración para con nuestro equipo, y eso nos hace sentir orgullosos.
¿Cómo ves el nivel del torneo y cómo lo comparas con el de las Pequeñas Ligas en Maracaibo?
Bueno acá se ve que en realidad estamos los mejores del mundo y me doy cuenta ahora del nivel que tenemos en Venezuela. Me ha asombrado el pitcheo de los americanos, donde tienen muchos niños que lanzan por encima de las 70 millas, y eso no es común alla. Nosotros no tenemos la velocidad, pero tenemos los recursos. Tenemos lanzadores que usan 4 y 5 distintos lanzamientos quebrados, dominan el sinker y le meten una recta a cualquiera por los codos que para ellos es imbateable. Otros equipos tienen grandes condiciones y nosotros además aplicamos la pelota caribe y creo que hace la diferencia.
¿Consideras tu pitcheo como el punto fuerte del equipo?
Claro, el pitcheo ha estado impecable. Ha sido el alma nuestra. Cuando conformamos este equipo sabíamos que no íbamos a tener problemas en la ofensiva porque tenemos a 10 muchachos que pueden dar el palo en cualquier momento. Otros equipos tienen 3 o 4 bateadores completos y nosotros tenemos 9 que pueden sacar la bola. Por eso sólo me preocupo por el pitcheo y tiene el nivel que queremos.
¿Desde cuando trabaja junto este equipo?
En el 2006 a mi me asignaron la selección pre-infantil en Coquivacoa y escogimos un equipo que fue campeón latinoamericano en Puerto Rico. Ese equipo es prácticamente este, pero con más edad. De los 14 muchachos de Puerto Rico, acá hay 12. Yo he trabajado con estos muchachos desde el 2006, y juntos hemos ganado 25 juegos y sólo perdimos 1 antes de llegar a Williamsport. Son practicamente 3 años de trabajo para alcanzar este nivel.
¿Fue difícil el proceso de escogencia de este grupo?
Siempre escoger una selección es difícil. Yo me he ganado muchos enemigos por esto, por no escoger al hijo de uno, o de otro, o de un amigo. Pero mi filosofía es armar un equipo campeón y tener a los mejores y a quienes más trabajan. Yo trato a mis chamos como profesionales y ahora se han dado cuenta de lo que pueden conseguir con la dedicación al ver en donde estamos.
¿Has visto algún cambio en los muchachos en estos días en el medio de esta gran experiencia para ellos?
Mucha. Yo me quedo asombrado al ver como logran compartir los niños independientemente de la cultura y el idioma que tengan. Acá en el complejo donde estamos los muchachos aprenden a estar en una concencentración. Yo tato de que hagamos todo juntos para que aprendan disciplina y que todos somos iguales. Ellos ven mucho a los jugadores de Japón y los admiran por su humildad.
Uno de nuestros muchachos, Michell Villasmil, tuvo un maravilloso gesto al consolar al lanzador de Arabia Saudita mientras lloraba en el terreno. De eso se trata este torneo. Sólo con ese gesto creo que los todos aprendimos algo. Yo quiero que acá aprendan de todas las cosas que ven, las malas...para que no las vayan a hacer en Maracaibo; y las buenas para que las apliquen en sus vidas.
¿Crees que alguno de ellos tenga posibilidades reales de llegar a firmar al profesional?
Creo que el zurdito Ramón Loaiza es el líder de este equipo y es un muchacho que reúne las condiciones como lanzador y primera base. Es serio, responsable, trabajador y buen estudiante. También me ha asombrado en este torneo Gustavo Perdomo con su rapidez y madurez, aunque debe crecer más. Entre los lanzadores me asombra el repertorio de Aroldo Sánchez, que ha trabajado mucho con su padre, que como muchos saben fue pelotero profesional.
¿Y Leroy Bracho, el nieto del Carrao?
El caso de Leroy es admirable. Desde que fuimos a Puerto Rico se quedaban asombrados con el por su altura. Se le ve la sangre y estampa de atleta. Todos sabemos las condiciones que le rodean y es admirable el apoyo de su familia en el medio de los problemas, imáginate lo llevan diariamente a prácticas desde los Puertos de Altagracia hasta el estadio de Coquivacoa en San Jacinto.
¿Han recibido apoyo de las autoridades?
En ese punto me siento muy triste porque ganamos el Latinoamericano en Maracaibo, y ni la Alcaldía, ni la Gobernación hicieron nada para ni siquiera despedir al equipo. El directorio de las Pequeñas Ligas hizo toda la gestión de nuestro viaje y ningún otro organismo nos dio la mano, ni siquiera con un unforme. Recuerden que son niños, y que ellos son nuestros futuros profesionales en sus áreas y personas de bien, que es lo que buscamos.
¿Ni un unforme?
Fíjate que los demás equipos trajeron como 10 uniformes y nosotros hemos tenido que practicar con los que usamos en el Latinoamericano y con la chaqueta que usamos en Puerto Rico hace 2 años que ya le queda pequeña a los muchachos. Comparado con los demás equipos y la envergadura de este torneo, tratamos de vestir a los muchachos como mejor se pueda. Sin embargo, yo les digo que acá no vinimos a echar pinta, sino a jugar y a representar a nuestro país, y que el respeto se gana con nuestras acciones y en el terreno de juego.
¿Y el ánimo de los muchachos?
Para ellos esto es realmente vivir un sueño y para el mi compartirlo con ellos es indescriptible. A mi me dieron un cuarto privado y yo me salí y puse mi colchón en el piso para dormir con ellos. Este es un grupo especial y a pesar de que no todos serán peloteros profesionales, si confío en que serán hombres de mucho valor para nuestra sociedad. Ganemos o perdamos el torneo, es poco para lo que hemos ganado para nuestras vidas.
Felicidades a los campeones latinoamericanos. El objetivo es social, el deporte es sólo un medio.
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