El negocio del siglo: Cuando los fanáticos te construyen el estadio

El proyecto del nuevo parque de los Marlins parece beneficiar sólo al equipo quien "pone poco y gana mucho" mientras los impuestos de los contribuyentes levantan la mega-obra.

Una bomba explotó en Miami esta semana con respecto al controversial tema de la construcción del nuevo parque para los Marlins.

El portal de internet Deadspin.com reveló balances financieros oficiales aparentemente “robados” de la oficina de Major League Baseball. Las verdaderas ganancias de los Marlins, Piratas, Angels, Rangers y Marineros en las últimas 3 temporadas fueron reveladas, mostrando cifras muy superiores a las que públicamente han declarado.

Claro, en ningún momento se comparan las ganancias de los Piratas o los Marlins con las de los Yankees. No voy a profundizar en cifras y números que a nivel deportivo y social no interesan mucho.

En líneas generales, los equipos que ganan poco declaran abiertamente que su negocio es limitadamente rentable y que por eso tienen poco dinero para invertir en nómina para pelear competitivamente contra los equipos ricos. Pero lo cierto es que se hacen los pobres, haciéndose los pendejos.

La lucha del desbalance económico en las mayores no es un tema nuevo. Desde que las grandes corporaciones y capitalistas han entrado en el negocio del béisbol, es ya casi normal que los equipos que más gastan, más ganan. Pero para los equipos chicos el negocio parece ser perder para ganar.

Como en todo escenario de la empresa privada “todo se vale”. Lo que muchos llaman el “capitalismo salvaje” es sólo una lucha abierta contra la economía. Cada quien invierte, gana y pierde como quiera en su propia empresa y la venta y oferta de servicios está disponible para quien quiera comprarla o consumirla.

En el caso de los Florida Marlins, los medios en Miami han pasado los últimos días destrozando la credibilidad del dueño del club Jeffrey Loria y del presidente David Samson. Ambos se dieron a la tarea en el pasado de argumentar que las ganancias del club eran mínimas para poder otorgar contratos acordes con las estrellas de este club que resultó campeón en el 2003. Así dejaron ir a hombres como Carlos Delgado, Mike Lowell, Luis Castillo, Juan Pierre, Iván Rodríguez, Josh Beckett y Miguel Cabrera.

Ante tal descalabro la prensa y los fanáticos les criticaban duramente y estos se defendían con el argumento de obtener pocas ganancias en un mercado pequeño para el béisbol y que necesitaba de un estadio propio para poder levantar el negocio.

Efectivamente, las ganancias eran pocas comparadas con los Yankees, pero razonablemente altas como para poder poner un mejor equipo en el terreno e invertir en un nuevo parque sin pedir que el estado les regalara el 70% del costo del inmueble.

Pero el problema no es que el club no invierta más dinero en jugadores, tal y como fustigan los allegados al club en Miami. La usura viene con ese teatro de hacerse el pobre cuando se es rico, al mejor estilo de “El Capo”. Y mayor es el problema cuando una organización privada utiliza fondos públicos para su beneficio.

Los flautistas de Hamelin

Tal y como cuenta la famosa fábula, los Marlins deberían cambiar su nombre a los “Flautistas de Hamelin” por su capacidad de encantar y embobar a las autoridades del condado Miami-Dade.

Este equipo juega en un estadio de fútbol americano que alquilan anualmente a una empresa privada dueña del inmueble y que operan los Miami Dolphins de la NFL. No es un secreto que este es el peor estadio para béisbol en los Estados Unidos. Los Marlins estarían más cómodos jugando como local en el Alejandro Borges. La necesidad de un parque de béisbol es inminente.

Pero la moda es tener un parque moderno, majestuoso y lujoso. Los Marlins son un equipo “pobre” que quieren ser y vivir como “ricos”. Es aquí donde viene el problema, el no arroparse hasta donde llegue la cobija.

Aquí está el negocio del siglo:

1) Convences al estado de que te construya un parque de pelota.
2) Tu inviertes lo menos posible porque no tienes dinero.
3) Tu obtienes la mayor parte de las ganancias generadas.
4) Tus usuarios pagan precios como si vieras a los Yankees, pero ves a los Marlins.
5) Todos invierten más dinero y tú ganas más.

Este equipo amenazó al condado de Miami-Dade con mudarse de ciudad ante la necesidad de un nuevo parque. Estos se comieron el cuento de que otras ciudades estaban listas para construirles un nuevo estadio y que recibirían a los Marlins con brazos abiertos.

Las autoridades consideraron que negarle un estadio a un equipo pobre y batallador sería una decisión impopular entre los votantes. Construirle un “parquecito” a los “pobrecitos” Marlins, era una prioridad en la ciudad por encima de la inversión en educación, empleos, salud, agricultura o turismo. Más aún en el medio de una “terrible recesión económica”.

Así el condado aprobó el proyecto con un costo oficial de $515 millones, de los cuales los Marlins sólo ponen $155 millones. El resto corre por cuenta del condado Miami-Dade y de la Alcaldía de Miami.

El condado no contaba con esos recursos así que pidieron un préstamo de $409 millones de dólares a Merryl Lynch y a JP Morgan empresas que financiaron la cantidad por 40 años. Al final del plazo, el condado gastará $2.9 billones de dólares en pagos de bonos e intereses inflados.

Según los balances, los Marlins han tenido más de $100 millones de dólares en ganancias netas en las dos últimas temporadas, aparte de las ganancias personales de sus dueños y directivos. Entonces, ¿No es posible aportar más para la inversión más importante de su negocio?

Mientras tanto los Marlins disfrutarán de un parque nuevo, invirtiendo poco en la competitividad del club y maximizando sus ganancias que quizás superen los 2.9 billones en los próximos 40 años, una inversión redonda pagada con el dinero de los impuestos de los contribuyentes.

La súper inflación del béisbol

El béisbol profesional es un pasatiempo público para una comunidad, pero como toda industria privada no es gratis. Con el disparo injustificado de los astronómicos salarios de los peloteros los costos se hacen inalcanzables.

Ni el dueño del equipo puede construir un mega-parque porque no le alcanza, ni firmar a la máxima estrella, ni al fanático común le alcanza para asistir regularmente al parque, ni excederse en sus consumos en el parque. Es un círculo vicioso donde sólo gana el dueño y el jugador.

La situación en Miami debe ser un ejemplo para darse cuenta en el hueco donde la codicia en el deporte y la política pueden llevar. Un parque financiado por el estado es un beneficio para el empresario privado, pero de hacerse los contribuyentes también deberían tener beneficios que deben comenzar por un accesible costo de las entradas, así como los costos razonables de los consumos en las instalaciones.

De lo contrario, entonces, que la empresa privada asuma el costo total de la inversión, sin depender de la ayuda pública.

Mientras los costos de los contratos de los peloteros sigan en ascenso, como se proyecta esta tendencia, la economía del béisbol es una bomba de tiempo, que no sólo afecta a las Grandes Ligas sino que se expande a las Ligas Invernales, en lo que nos respecta.

Para la próxima temporada de la pelota venezolana se estima que varios serán los peloteros que superen los 70 millones de bolívares mensuales, así como los 6 mil dólares para jugadores y técnicos extranjeros. Los costos operativos de una franquicia profesional siguen en ascenso y quien termina pagándolos son los fanáticos.

Una solución sólida a este problema en las mayores es establecer un tope salarial, pero una férrea Asociación de Peloteros se opone.

Y antes de que sea muy tarde, en Venezuela tenemos tiempo de establecer una economía propia en nuestra pelota y reinvertir conjuntamente en nuevos escenarios para el disfrute público. Nada de socialismo, sólo con autogestión y honestidad pura es posible.

Comentarios

Sara ha dicho que…
Creo que deberíamos tomar de manera más seria al deporte porque el deporte es educación de todo tipo espero poder hacer estas cosas en algún momento pero creo que hay cosas que me gustan mucho como la indumentaria de los jugadores por eso siempre voy a las venta de ropa por mayor

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