Desacuerdo Invernal: La Trampa del Caribe

La mascota de la Serie del Caribe 2010, Cotorrín, es la mayor estrella del torneo. Mientras los ligamayoristas latinoamericanos esquivan la cita, la Confederación del Caribe se cruza de brazos en la búsqueda de soluciones que atraigan a las principales atracciones de los diamantes de cada país.


Usureros, vendepatrias, mafiosos y capos. Ustedes sabes quienes son.

Esos que se reúnen tras meses de procrastinación para la firma de un nuevo acuerdo que “regule” los destinos de la pelota invernal. Esos que se arrodillan ante los intereses de las Grandes Ligas, y luego aplauden como focas chavistas cual vulgar “Aló Presidente” dominical…vestidos de rojo y con la mente en blanco.

Esos que dicen conducir los destinos de la pelota profesional en México, Dominicana, Venezuela y Puerto Rico, al firmar un “Desacuerdo Invernal” no hicieron más que un acto de Homero Simpson. “¡D’oh!”. Afirmaron reglas injustas, perdiendo autoridad sobre su actividad comercial y reduciendo calidad en el terreno de juego.

Las ligas invernales están en un estado de resignación. Si juntamos a los 30 dueños de los equipos invernales y los pusiéramos a votar, el resultado sería muy distinto. Entonces, ¿Realmente los presidentes de las Ligas Invernales están defendiendo los intereses de sus circuitos o es que tienen una agenda secreta?

Varios dueños se han mostrado públicamente en desacuerdo, comenzando por los Leones del Caracas, quienes bajo estas regulaciones saben que les dicen adiós a sus figuras en las Grandes Ligas.

Este teatro está amparado por quien quizás sea la figura más obsoleta y vendida en el deporte en este continente: Juan Francisco Puello Herrera.

¿Y cómo no descalificar y exigir la renuncia inminente de la cabeza de la pelota invernal? ¿Dónde están los dueños de los equipos velando sus intereses? Esta semana un periodista dominicano pidió a Puello su opinión ante la falta de jugadores de calibre de Grandes Ligas en la Serie del Caribe, a lo cual respondió: “Lamentablemente es así y seguirá siendo así”.

Apaga y vámonos…Puello. Aquí no hay más que hacer, sólo ahogarse en alcohol en la Serie del Caribe, como buena tradición, para no prestar atención a quien está en el terreno de juego. Total, da lo mismo que Caracas tenga a Gregorio Petit en el campo corto que a Omar Vizquel.

Pero su contraparte merece mi respeto. Lou Meléndez, Vice-Presidente de Operaciones Internacionales de Major League Baseball, es alguien que sabe hacer muy bien su trabajo: defender los intereses de su organización. Lo que Bud Selig no sabe, es que a Mr. Meléndez su trabajo de negociación se le hace muuuuuuuuy fácil. “Pide por esa boquita Lou…tus deseos son órdenes” esa es el lema bajo Puello Herrera, quien de paso ya arriba a sus 20 años al frente del organismo sin sede física ni virtual.

Entiéndase que yo no trato de incitar diferencias entre MLB y las Ligas Invernales, al contrario. Nos gustaría ver una relación de cooperación mutua. Quisiéramos ver un aspecto que beneficie a los 30 equipos de habla hispana. Como se dice en mi tierra: “un pañito de agua fría”.

Es más que justo exigir que los peloteros criollos puedan jugar sin restricciones en sus países, bajo la supervisión de sus organizaciones cuando están bajo contrato, pero sin tener que depender de las ganas viscerales de un gerente general en las Grandes Ligas.

En este nuevo documento todo favorece a la MLB. Entre otros aspectos la fatiga extrema fue endurecida; los peloteros titulares, o medio titulares, desde clase A hasta las mayores, no podrán participar en sus países sin un permiso. En el caso de la fatiga extrema se considerarán apariciones al plato en vez de turnos legales. Los equipos invernales tienen que anunciarle a la MLB y hasta pagar por enviar su róster completo el cual debe ser aprobado por la oficina del Comisionado. Los equipos invernales no podrán realizar cambios sin la aprobación de las Grandes Ligas, y hasta deben pedir permiso para jugar entre ellos juegos interligas.

Es decir, los Bravos de Margarita, por ejemplo, no podrán contar la próxima temporada con Henry Blanco, ni Yórvit Torrealba, ni mucho menos Ramón Hernández. Quizás tampoco con alguno de sus prospectos receptores. El peor de los 8 catchers en el róster será el titular, o quizás un importado, o algún jugador que no dependa de MLB. Desde el año próximo veremos en acción jugadores extremadamente jóvenes y veteranos quemados sin contrato.

Y es que el concepto de estos circuitos es distinto en cada bando. En nuestros países, la meta es ganar títulos, incrementar fanáticos y mantener una tradición. Para las Grandes Ligas, estas son “liguitas” de fogueo y desarrollo en el medio del exótico y tercermundista Caribe. El espectáculo poco importa y el fanático, mucho menos.

El veterano periodista Juan Vené opina que le ha faltado creatividad a la Confederación del Caribe para reinventar el interés de la Serie del Caribe a nivel deportivo.

Tubo de escape: Juan Vené

En en el marco de la peor Serie del Caribe que se haya visto, en cuanto a calidad en el terreno de juego, tuve que llamar al “Papá de los Helados” en nuestras lides para compartir mi frustración: Juan Vené.

“Voy a citar a Jóvito Villalba” me dice Juan desde su querida Nueva York con su particular carisma. “La Serie del Caribe es un cadáver insepulto, es un evento obsoleto y petrificado, es una trampa por parte de esos mafiosos que engañan a los patrocinantes” enfatiza con propiedad.

Leonte: Juan, progresivamente el interés por este torneo se pierde. Es como un enfermo que en vez de tratarlo simplemente se le deja morir. ¿Cómo es esto posible?

Vené: Mira Leo es que deportivamente hablando la Serie del Caribe es un evento malo. Tú has visto que en los últimos años los torneos de todos los deportes buscan reestructurarse para tener mejores resultados y ofrecer un mejor espectáculo, ser más llamativos. Pero este torneo se mantiene igualito desde 1961. No ha cambiado en nada, incluso en cuanto a fechas y equipos. Mientras que el béisbol evoluciona Puello Herrera es un tipo que se mantiene indiferente a esta realidad lo que ha hecho que hoy en día sea un torneo de pelota sin credibilidad alguna.

LL: ¿Sobrevive sólo por el medio interés de los fanáticos y por los patrocinantes?
Vené: Bueno es que se pinta como una vacación. La gente que va a la Serie del Caribe ya no va a ver pelota. Quienes están en Margarita fueron a ver la belleza de la isla, sumida en una sola fiesta que también incluye a los peloteros. Todo el mundo se toma la a la ligera. Los patrocinantes son engañados porque les hacen creen que esta es la panacea del béisbol.

LL: Me molesta esta idea de ese nacionalismo falso en el torneo. Este es un torneo de campeones no de países. Aquí juega Caracas contra Hermosillo, no Venezuela contra México…

Vené: Claro pero ellos tienen que promover esto entre países para justificar que la mitad de los jugadores en cada róster no pertenecen a esas divisas. Esto no ocurre en otros deportes, simplemente porque esto no existe en el deporte.

LL: Creo que se debería cambiar el formato. A los “caballos” les gusta jugar las finales de sus países, entonces porqué no hacer un Round Robin interligas, y que esa sea la Serie del Caribe. Luego la final se puede jugar en un país específico e ir rotándola. Es sólo una idea, pero hay que buscar una solución, ¿no?

Vené: En 1981 yo le presenté un proyecto sobre un cambio de formato en el torneo y nunca fue considerado. Esa falta de evolución es lo que ha estancado el torneo, pero quienes llevan las riendas se siguen enriqueciendo. Pero te diré algo, tú eres periodista y no te pagan por esas ideas. Ese es el trabajo de ellos, de inventar algo para levantar el torneo, nosotros no podemos perder tiempo proponiéndoles algo. Ese es el trabajo de ellos y no lo han hecho.

LL: ¿Por qué la actitud del pelotero ha cambiado?

Vené: No ha cambiado, lo que ha cambiado es el dinero. Cuando Magallanes quedó campeón en 1970, Dave Parker asistió con el equipo a la Serie del Caribe sólo porque necesitaba el dinero para terminar de construir su casa en los Estados Unidos. Ahora cualquier novatico gana 400 mil dólares. El pelotero hoy juega por su divisa más que por el dinero.

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