Mente sana en cuerpo sano: Heberto Andrade

Heberto Andrade logró su meta de alcanzar las mayores a través de la carrera de técnico como especialista de la receptoría y se mantiene inyectando su experiencia en las filas de Águilas del Zula.

Recientemente conversaba con el preparador físico de las Águilas del Zulia Nolberto Chourio sobre el desarrollo de los nuevos peloteros en Venezuela y salió una frase que me quedó grabada para definir las Ligas Invernales dentro del mundo del béisbol: ¨Este terreno es una fábrica de cojones¨.

Aquí el pelotero aprende madurez, a tener amor por una divisa, a relacionarse entre ellos y el mundo que les rodea y a perfeccionar sus condiciones físicas.

Los técnicos son esos que dirigen la fábrica. Ponen su madurez y experiencia al servicio del talento. Quienes lo aprovechan, alcanzan niveles extraordinarios y llegan al tope del juego.
Con esto se busca un “teamwork”, que genera victorias. Las victorias traen dinero. El dinero trae mejores condiciones. Mejores condiciones traen fanáticos. Todos ganan.

Hoy en día los técnicos son psicólogos empíricos que ayudan a los chicos a abrir su mente al tiempo y espacio donde se encuentran. Heberto Andrade es uno de esos colegas de Freud.

Andrade entró en este juego por pasión y talento. Un receptor de nacimiento en cuerpo y espíritu con un sexto sentido en el terreno y una excelente capacidad para comunicarlo.

Tras culminar su etapa como pelotero activo se unió al cuerpo técnico de Águilas del Zulia. Han pasado ya 14 temporadas y hoy es una insignia en el club, un nombre de respeto en el clubhouse, un sabio profesor del juego y un técnico venezolano en las Grandes Ligas con calidad humana de Salón de la Fama.
Su mente pedagógica se enfoca en el enfoque de las demás mentes en el clubhouse naranja. Su cuerpo consume energías en los brazo de los lanzadores y las rodillas y visión 3D del juego para los receptores. Es la máxima expresión del deporte.

En el medio del ajetreo del Round Robin, tomamos unos minutos para hacer un balance del desarrollo de Águilas del Zulia como organización.

"Hemos tenido una visión integral del desarrollo del pelotero y el balance ha sido muy positivo” dice Andrade. “Durante un tiempo tuvimos un excelente sistema de scouteo y logramos importantes firmas, pero luego hubo un estancamiento. Podemos decir que desde hace unos 8 años para acá se ha ido incorporando material importante que hoy está dando frutos. Águilas ha evolucionado mucho como organización. Ahora realmente existe un sistema de desarrollo. En mis tiempos de jugador cada uno aprendía a su manera" agrega.

Leonte: Yo creo que la liga venezolana está muchísimo más avanzada que el resto del circuito invernal por este aspecto del desarrollo, lo que ha ayudado a que decenas de chicos alcancen las Grandes Ligas. ¿Estás de acuerdo?

Heberto: Totalmente. En dominicana, por ejemplo, con la gran cantidad de jugadores talentosos, quienes no están en róster activo se van para su casa y ya. Un lanzador tira hoy y no regresa hasta dentro de cinco días. Eso aquí no pasa. El pelotero venezolano trabaja más porque se somete a los parámetros dictados por dos organizaciones. Dentro de esa ventaja que tenemos, Águilas es una organización con una filosofía de trabajo bien marcada preparando constantemente a la generación de relevo".

¿Otro mánager receptor?

LL: Desde tu inicio como técnico con el club te enfocaste en el desarrollo de receptores. Águilas por años dependía de receptores importados y luego pasamos a tener varios receptores criollos que alcanzaron las Grandes Ligas. ¿Eso define tu trabajo?

HA: Es un trabajo lento y con poca visibilidad. Yo siempre le dije a la dirigencia que confiara en nuestros receptores criollos y trabaje con muchachos desde su firma, hasta que llegaron a Grandes Ligas, como Guillermo Quiroz, Carlos Maldonado, Humberto Quintero y Guillermo Rodríguez. Mi satisfacción como técnico es que el jugador alcance el tope de sus condiciones físicas y mentales. Es importante saberles transmitir conocimientos y luego uno como técnico debe tener ese tacto y ese instinto de saber cuando están listos para lanzarlos al ruedo. Un mal instinto puede frustrar la carrera de un pelotero. A mi me llena de orgullo los logros de quienes han estado bajo mi instrucción y las victorias que como equipo hemos logrado con ellos. Es también mi logro.

LL: Todo técnico sueña con ser mánager. ¿Está en tus aspiraciones dirigir a las Águilas?

HA: No hemos conversado directamente sobre eso, pero eso es lo que aspira cualquier coach. Esta organización conoce mi experiencia acá y en las Grandes Ligas. Yo he trabajado con muchos mánagers y sigo en constante aprendizaje del juego. He comparado sus filosofías y estrategias y eso te ayuda a formar un concepto personal. Aunque no trabajo pensando en eso, creo que en el futuro llegará alguna oportunidad con este o con otro equipo.

El “Herbie” del PNC Park

LL: Eres uno de los primeros técnicos venezolanos en las Grandes Ligas. ¿Como surge esta etapa en el bullpen de Pittsburgh?

HA: Siendo Pete McKanin el mánager de las Águilas hace 6 años nos compenetramos mucho y el gerente de los Piratas llamó a Rubén Amaro para preguntarle si tenía un candidato para ser receptor del bullpen, pero que a la vez fuera parte del cuerpo técnico. Rubén inmediatamente le mencionó mi nombre y le pidió a McKanin que hiciera una recomendación en mi favor, la cual la hizo. Yo les agradezco mucho a los dos por ese gesto de confianza. Me preguntaron si quería el trabajo e inmediatamente acepté. Ya van 6 temporadas con el equipo grande.

LL: Trabajas de cerca con Luis Dorante quien es el Coach del Bullpen de los Piratas. ¿Como es su relación?

HA: Es increíble. Yo conozco a Dorante desde nuestra juventud. Yo era el catcher de la selección juvenil del Zulia y el era el catcher de la selección de Falcón. Luchamos por la receptoría de la selección nacional. Fuimos firmados al profesional y luego compartimos con los Tiburones de La Guaira. Ahora nos encontramos en Grandes Ligas. Imagínate nuestra satisfacción. Estamos juntos en Pittsburgh, nos apoyamos y siempre estamos conversando sobre el juego, sobre el aspecto mental, sobre las situaciones que se nos presentan. En fin, es una relación de amistad y aprendizaje mutuo.

LL: ¿Cuál es tu futuro en la organización de Pittsburgh?

HA: Ellos están muy contentos con mi trabajo. Recibí una extensión de dos años de mi contrato. Saben que yo quiero crecer como técnico y yo sólo espero escalar poco a poco bien sea con el equipo de Grandes Ligas o en Ligas Menores. Mientras tanto yo sigo trabajando de cerca con los lanzadores y los receptores en un sentido distinto al de aquí en Venezuela que es el día a día de las Grandes Ligas y la lucha de estos jugadores por mantenerse en el mejor nivel.

LL: ¿Tu mejor anécdota en las mayores?

HA: Creo que fue cuando los Piratas subieron a Carlos Maldonado. Fue de mucha satisfacción que ambos estuviésemos con el equipo grande por nuestra relación con Águilas.

LL: ¿Quién ha sido tu mayor influencia en el béisbol?

HA: Siempre tengo a Rubén Amaro en un lugar especial por las oportunidades que me ha dado como jugador y técnico. Tengo una relación especial con Manny Trillo con quien converso mucho sobre el juego. Ahora mismo tenemos en el clubhouse una buena relación con Eduardo (Pérez). Pero realmente hoy trato de transmitir un pensamiento de mi mánager en Pittsburgh John Russell que dice que cada día se debe salir al terreno pensando en que hay chance de ganar este juego. Al menos, hay chance. Bajo esa mentalidad se debe dar el 100% y si los jugadores lo aplican todos los días se logra ese ánimo que cualquier equipo quiere.

LL: ¿Es esta la filosofía de Águilas?

HA: Totalmente. Nuestros jugadores tienen esa inyección. Por eso no es fácil ganarnos en una liga tan compleja como la Venezolana.

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