En la diversidad está el éxito


A finales de la pasada década la disparidad económica y competitiva en el Béisbol de las Grandes Ligas era más que evidente un punto de discusión en todos los niveles y todos los ambientes donde se sigue el deporte.

Recuerdo que en 1999, George Brett, miembro del Salón de la Fama, y para ese tiempo vice-presidente asesor de los Kansas City Royals me dijo en una entrevista: “Nosotros en Kansas City somos una de las consecuencias de este sistema de desbalance que nos ha llevado a competir en el béisbol con muy pocas posibilidades de ganar, pues no tenemos dinero suficiente para traer grandes jugadores a través de la agencia libre, ni podemos mantener a jugadores que pidan altos salarios, por eso debemos simplemente jugar y tratar de hacer lo mejor”. Tras una declaración así antes del inicio de aquella temporada, Kansas City era un equipo que estaba prácticamente tirando la toalla antes de salir al terreno. Sonaba muy pesimista, pero era la cruda realidad.

Los tiempos del pesimismo quedaron atrás. Las últimas dos temporadas han demostrado que el desbalance competitivo es ya cosa del pasado. Hagamos un ejercicio que nos ayude a entender la diferencia. Recuerden cuantas personas antes de la temporada del 2000 no tenían dudas de que los Yankees ganarían la Serie Mundial. ¿Quizás un 90% de quienes ustedes escucharon y conocían? Simplemente era de esperarse que el equipo con más dinero y más prestigio tuviera el mejor equipo y por lo tanto pudieran coronarse.

Antes de esta temporada las opiniones eran más que diversas. El pasado 1ro. de abril, ESPN.com publicó las predicciones de 18 de sus analistas de béisbol, y sólo 3 de ellos daban a los Yankees. Es más, estas 18 expertas opiniones arrojaron 9 posibles equipos ganando la Serie Mundial y tras finalizar la temporada y definirse los puestos para la postemporada, sólo 3 de estas 18 combinaciones pueden aún darse (Cleveland derrotando a Philadelphia, Cleveland derrotando a Arizona o Boston derrotando a Philadelphia).

La diversidad de opiniones entre expertos y fanáticos nos deja un buen sabor de boca (aunque nuestras predicciones se hayan caído); y es que estamos en presencia de una época dorada para el béisbol. Cualquier equipo puede ganar, el dinero no marca la brújula de la temporada y no se necesita ser una súper estrella para brillar en el mejor nivel.

Major League Baseball estima que para esta temporada la cartera de ganancias que se divide entre los equipos pequeños llegue a $350 millones de dólares, de ahí unos $100 millones serán aportados por los Yankees por haber gastado por encima del límite en su nómina. Sin embargo las ganancias tanto para los Yankees como para los equipos chicos han superado las expectativas con la afluencia de fanáticos a los parques más alta desde 1994. Hace apenas 3 años un informe de la revista Forbes mostró que los 30 equipos en conjunto, tuvieron una pérdida de 57 millones a nivel global, mientras que la pasada temporada reportaron una ganancia récord de $496 millones. Muchos números y cifras inalcanzables, pero lo cierto es que el béisbol está completamente de vuelta y la causa de su alza es la paridad en el terreno.

Este mes de septiembre quedará para la historia. Nunca antes un equipo con 17 juegos restantes en el calendario y montado en el primer lugar con 7 juegos de ventaja había quedado fuera de la postemporada. El descalabro de los Mets dará de que hablar durante muchos años, sin embargo no es fácil perder una ventaja de 7 juegos aún perdiendo porque alguno en la división tiene que ganar y aprovechar esta situación, y eso hicieron los Phillies. Los Mets seguro aprendieron una lección en especial José Reyes, quien dijo después de estar eliminados: “Yo no sé que pasó…las cosas en el béisbol cambian muy rápido”.

Los Cubs fueron el único equipo que tras invertir con fuerza para hacer un equipo competitivo lograron meterse en la postemporada; sin embargo, tuvieron que sudar sangre para lograrlo con unos sorpresivos Milwaukee Brewers que lucharon hasta el final por alcanzar la postemporada desde 1982. En el oeste los Dodgers eran favoritos y de pronto los Diamondbacks escalaron hasta el tope con el apoyo de un grupo de prospectos que con poca fama y mucha entrega lograron ganar la división.

Y para completar están los Rockies. Si ustedes no habían escuchado el nombre de Matt Holliday, es tiempo de que lo busque en google. No sólo ha sido el bateador más consistente de los Rockies en las últimas 3 temporadas, sino que además ha puesto número extraordinarios, que al principio producen una frase desfavorable: ¡Si, muy bien…pero juega en Denver! Si hay una cierta ventaja para los bateadores en el Coors Field, pero aparte hay que ser consistente, y su consistencia quizás fue la clave principal para que uno de los equipos con menos probabilidades de clasificar, finalmente ganaran el comodín. Holliday es más fuerte candidato al Jugador Más Valioso tras ganar el título de bateo y de remolcadas del viejo circuito.

En la Americana, la situación fue similar. Aunque Boston dominó toda la temporada la División Este, para el mes de junio el destino de las cabezas de Joe Torre y del Gerente General del Bronx, Brian Cashman era el tema de discusión por la pobre actuación de un equipo sin rotación definida, plagado de lesiones y sin espíritu. Pero en los grandes equipos siempre hay líderes y esta temporada Alex Rodríguez y Jorge Posada tomaron el control del barco que los llevó a la improbable clasificación como comodín. Hoy Torre y Cashman son héroes. Al menos, por estos días.

La división central de la Americana ha sido la más competitiva en los últimos años arrojando equipos ganadores en los últimos 5 años. Con la caída de Chicago, Minnesota y el favorito Detroit, los Indians finalmente cristalizaron sus objetivos y aspiraciones y aquellos novatos hoy son estrellas que llevaron al club al mejor récord en las mayores. Ni siquiera la temporada de Magglio Ordóñez pudo conducir a Detroit hacia el mes de octubre.

En el Oeste la eterna lucha de los 4 equipos quedará en los libros con unos Mariners que por un momento fueron el club más peligroso y hasta unos Rangers que mostraron que podían competir, pero nuevamente se impuso el balance de los Angels con su pitcheo apoyado por Vladimir Guerrero y compañía.

El éxito del béisbol está en el cambio de poder y la pelea por el dominio. En los últimos 7 años ningún equipo ha repetido como campeón y la duda por la disputa del cetro no puede descifrarla hoy ni el mejor de los analistas. Para muchos es aburrido ver un juego donde ya se sepa quien gana, y en la intriga es donde está el interés. Además la cultura del “underdog” o el “más débil” es siempre bien recibida y dramática. Ni siquiera en el béisbol el poder hegemónico es bien recibido por los fanáticos, a menos que sean los seguidores del equipo en el tope quienes son lo que más sufren cuando un equipo chico se alza.

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